martes, 14 de agosto de 2018

JSA - Karakuri Project



Unidad Militar robótica Japonesa. Las Karakuri son artefactos inhumanos, sin emociones, que gozan de las ventajas de la presencia remota. Su diseño estilo geisha guarda numerosas armas con las que destruir a sus enemigos, así como la capacidad de hacer objetivos para las misiones.



Terminadas


martes, 7 de agosto de 2018

JSA - Tanko Zensenbutai

La constante sangría de tropas de élite como los Haramaki que supuso el Alzamiento, obligó al Alto Mando nipón a activar una política intensiva de reclutamiento e instrucción que permitiera reemplazar a las tropas caídas en batalla a un ritmo sostenible. De tal manera, los dojos rebajaron sus criterios de exigencia enviando a los campamentos de instrucción a estudiantes de artes marciales que nunca hubieran sido admitidos como Haramakis. Sin embargo, la nación se encontraba en peligro y la necesidad apremiaba. Tampoco había armaduras de calidad disponibles, una situación agravada con la pérdida de Kuraimori, así que se desarrolló un modelo de armadura servopotenciada ligera de rendimiento inferior, pero altamente modulable y de fácil mantenimiento, una necesidad perentoria para las asediadas tropas niponas siempre escasas de suministros. Para compensar la menor calidad del equipamiento y de la formación de esta nueva unidad, el Alto Mando nipón les concedió mejoras armamentísticas, más baratas en coste y mantenimiento que una servoarmadura, que ayudara a equilibrar la balanza en combate. Como era tradición en la JSA, el modelo de armadura dio nombre a la nueva unidad.
Los Tankō heredaron el rol operativo de los Haramaki como regimiento de primera línea de frente, especializado en combate cerrado. Al igual que aquellos, este regimiento está formado por miembros de clase obrera, y proceden de dojos de provincias, con poco o ningún prestigio. Son también bulliciosos, ruidosos y altaneros, y les gusta presumir de su condición adquirida de samuráis, para disgusto de los sobrios y respetuosos Domaru de origen bushi. Acostumbrados a la escasez de repuestos, los Tankō, aprovechando las cualidades modulares de sus armaduras, se han vuelto expertos en el robo de equipamiento y en el desvío de suministros para mantener sus equipos. De tal manera, es difícil encontrar dos Tankōs cuyas armaduras tengan el mismo aspecto. Sin embargo, nada de esto debe hacer olvidar que estas tropas son auténticos guerreros samurái que constituyen la punta de lanza de las ofensivas de la JSA. Por definición y carácter, el Tankō Zensenbutai es una fuerza de choque tan letal como intrépida, siempre en las zonas más peligrosas del frente, allí donde el combate es más duro.

viernes, 3 de agosto de 2018

JSA - Domaru Butai

"Hay que ganar desde el principio para salir victorioso siempre.”
Maestro Tetsuzan, citado en el Harakure.
Los Domaru son los miembros de la etnia nipona que, ya sea por herencia familiar o por carrera militar, han alcanzado el rango de Bushi, aunque el término más conocido sea el de samurái. En la cultura nipona éste es el título de nobleza más bajo, equivalente al de caballero de occidente, lo cual significa que no tiene ninguna repercusión en la sociedad de Yu Jing. Sin embargo, en el Ejército EstadoImperial se les tiene en alta estima por sus cualidades militares. Sobrios y tradicionalistas, los Bushi encarnan el ideal del perfecto samurái. Estos aristócratas nipones son auténticos guerreros natos, entrenando desde muy jóvenes para cumplir con la tradición familiar. Maestros de la espada, los Domaru son expertos en técnicas de combate cerrado, guerreros inescrutables y respetuosos que siguen a rajatabla el estricto código de honor de los samuráis, y las cicatrices en sus manos y antebrazos lo demuestran. El saludo militar consiste en desenvainar y presentar armas, pero el Bushido no permite que la hoja del katana se envaine sin haber probado sangre, así que, haciéndose un corte al envainar, honran ambas tradiciones. Esta actitud puede resultar sorprendente, pero los Bushi encarnan el ideal del guerrero samurái. Para el Domaru la vida es un continuo desafío, y la muerte es siempre preferible a una vida indigna, porque la Vía del Samurái reside en la muerte. Los Domaru están dispuestos a morir, considerándose ya hombres muertos antes de comenzar la batalla. Una vez en combate, todos ellos son capaces de sacrificar su guardia, y con ello su vida, con tal de asegurar el golpe perfecto que les concederá la victoria.