miércoles, 11 de julio de 2018

JSA - Yojimbo, Espada Mercenaria

Hola!!
“Lamento que mis hombres hayan interrumpido tan bruscamente su velada con aquella joven, Yojimbo-san. Pero me temo que era necesario, tengo un Cheque Giri firmado por usted que necesito cobrarme, de manera inmediata.”
Inicio de un mal día para el mercenario conocido como Yojimbo.
Yojimbo (用心棒 Yōjinbō, “guardaespaldas”) es una película japonesa dirigida por Akira Kurosawa en 1961. Perteneciente al género jidaigeki o drama de época, está ambientada en el Japón del s. XIX. Narra la historia de un samurái errante que llega a un pueblo donde, usando tanto su astucia como su habilidad con la katana, provoca el enfrentamiento entre los dos señores del crimen locales.
Circula el rumor de que Yojimbo es la Recreación del legendario personaje de Kurosawa, creado como guardaespaldas personal del CEO de una megacorporación nipona de Yu Jing. Se dice que Yojimbo, a causa de su orgullo desmesurado y su carácter concupiscente, cayó en desgracia, perdiendo el favor de su amo, y que desde entonces, convertido en un ronin, vaga errante sin otro señor que su propia voluntad, ni otro sustento que no sea el que le proporciona su katana y su ingenio.
Esta leyenda urbana, nunca defendida pero tampoco desmentida por el propio Yojimbo, carece de bases documentales. Según un informe reciente de BIBLIOTEK, no hay registro alguno que avale dicha historia. No obstante, los defensores de esta versión señalan que ALEPH tiene a su disposición todos los recursos necesarios y suficientes para encubrir un proyecto de IA fallido, y para borrar todos los archivos relacionados con cualquier posible fracaso.

Sin embargo, otra versión que circula por la esfera de datos se refiere a Sanjurō Wabatake, un Domaru originario de Sakuramachi. Sanjurō fue expulsado del ejército a causa de algún asunto turbio y oscuro, asesinado más tarde por la Yakuza, a raíz de algún otro negocio aún más turbio y oscuro, y resucitado por el clan ninja Fukurō con un nuevo cuerpo y propósito. Equipado con un Lhost modelo Anāgāmī, un cuerpo clase-3, dos niveles por debajo del modelo Bodhisattva, Sanjurō dispondría de reflejos mejorados y fuerza y resistencia superiores. Bajo la estricta supervisión directa de los oniwaban del clan, puliría sus habilidades marciales, convirtiéndose en un maestro de la espada, en un guerrero prodigioso como ningún otro, a cuya letal destreza sumaba un carácter implacable.
Esta versión afirma que el clan Fukurō pondría a Sanjurō al frente de un grupo clandestino llamado Nichibotsu (“El Ocaso”). Al parecer, este equipo se dedicaba a “facilitar” operaciones corporativas, de un modo que rozaba el terrorismo internacional. Sin embargo, tras un corto pero intensísimo recorrido, el escándalo Akutagawa obligó a desbandar el grupo para salvaguardar el honor del zaibatsu Koremune.
Abandonado por el clan Fukurō, y sin posibilidad de recuperar su antiguo estatus de Bushi por culpa de su turbulento pasado, Sanjurō se ocultaría bajo el nombre de Yojimbo, iniciando una carrera como espada de alquiler, con la bebida y las mujeres como única fuente de satisfacción.
Sea cual sea la historia verdadera, alguna de estas dos, o ninguna de ellas, lo cierto y seguro es que el samurái mercenario llamado Yojimbo es una de las mejores espadas del submundo de los soldados de fortuna. Dicho así, puede parecer un profesional caro y difícil de contratar. Y, sin embargo, es todo lo contrario, porque el peor enemigo de Yojimbo resulta ser él mismo. Acosado por las deudas, empezaría a firmar los llamados “Cheques Giri” (約束手形 義理), unos pagarés por servicios a prestar. Todo aquel que firma un Cheque Giri está obligado frente a quien se lo reclame a prestar servicios equivalentes al valor del cheque. Una vez cumplido el servicio, el cheque es destruido. El principal problema de los Cheques Giri es que funcionan como moneda internacional, circulando por toda la Esfera Humana. Estos pagarés se compran y se venden en función del prestigio del firmante, y pueden caer en manos de cualquiera. Así que, de vez en cuando, Yojimbo se ve obligado a asumir encargos que nunca hubiera aceptado, demasiado sucios o peligrosos para cualquier mercenario, pero que él sabrá solventar con el filo de su katana o con su particular ingenio, de un modo que un verdadero Bushi rechazaría, tachándolo de vulgar y deshonroso, pero que cualquier otro definiría como letal y efectivo. (fuente oficial)

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