La constante sangría de tropas de élite como los Haramaki que supuso el Alzamiento, obligó al Alto Mando nipón a activar una política intensiva de reclutamiento e instrucción que permitiera reemplazar a las tropas caídas en batalla a un ritmo sostenible. De tal manera, los dojos rebajaron sus criterios de exigencia enviando a los campamentos de instrucción a estudiantes de artes marciales que nunca hubieran sido admitidos como Haramakis. Sin embargo, la nación se encontraba en peligro y la necesidad apremiaba. Tampoco había armaduras de calidad disponibles, una situación agravada con la pérdida de Kuraimori, así que se desarrolló un modelo de armadura servopotenciada ligera de rendimiento inferior, pero altamente modulable y de fácil mantenimiento, una necesidad perentoria para las asediadas tropas niponas siempre escasas de suministros. Para compensar la menor calidad del equipamiento y de la formación de esta nueva unidad, el Alto Mando nipón les concedió mejoras armamentísticas, más baratas en coste y mantenimiento que una servoarmadura, que ayudara a equilibrar la balanza en combate. Como era tradición en la JSA, el modelo de armadura dio nombre a la nueva unidad.
Los Tankō heredaron el rol operativo de los Haramaki como regimiento de primera línea de frente, especializado en combate cerrado. Al igual que aquellos, este regimiento está formado por miembros de clase obrera, y proceden de dojos de provincias, con poco o ningún prestigio. Son también bulliciosos, ruidosos y altaneros, y les gusta presumir de su condición adquirida de samuráis, para disgusto de los sobrios y respetuosos Domaru de origen bushi. Acostumbrados a la escasez de repuestos, los Tankō, aprovechando las cualidades modulares de sus armaduras, se han vuelto expertos en el robo de equipamiento y en el desvío de suministros para mantener sus equipos. De tal manera, es difícil encontrar dos Tankōs cuyas armaduras tengan el mismo aspecto. Sin embargo, nada de esto debe hacer olvidar que estas tropas son auténticos guerreros samurái que constituyen la punta de lanza de las ofensivas de la JSA. Por definición y carácter, el Tankō Zensenbutai es una fuerza de choque tan letal como intrépida, siempre en las zonas más peligrosas del frente, allí donde el combate es más duro.
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