Los Delegados Kuge son los representantes de la élite industrial y social más aristocrática del Japón libre e independiente.
Agentes comerciales y ejecutivos, estos delegados son el principal instrumento de ese poder en la sombra que constituye la aristocracia kuge. Los kuge, denominación de la antigua nobleza cortesana de Kioto, define en la actualidad a los miembros de las grandes familias que controlan los principales keiretsus que constituyen el motor de la economía nipona.
Aunque la constitución japonesa ha abolido, por el momento, el sistema nobiliario y tampoco otorga privilegios, al menos reconocidos, a sus miembros, éstos constituyen un grupo social reconocido y de gran influencia.
Tras el alzamiento, los kuge se han constituido como los líderes sociales y económicos del Japón independiente, pero su influencia se extiende además al estamento político y al militar, donde también ocupan altos cargos. Los kuge son los artífices del nuevo Japón, y sus delegados los encargados de velar por sus intereses y de que se cumpla su voluntad para seguir controlando los designios de la nación nipona.
Oniwaban significa “el que está en el jardín” o “el jardinero”. En tiempos del shogunato Tokugawa, cada shogun tenía a su servicio a un jardinero personal que pertenecía a la élite de un clan ninja. El Oniwaban era el enlace del shogun con los ninjas. En palacio, el puesto oficial de jardinero se debía a su profundo conocimiento de las plantas, que empleaban para elaborar potentes venenos.Los Oniwaban eran jefes territoriales de clan, con grupos de ninjas a sus órdenes que cumplían los encargos personales del emperador. En la actualidad, informes recientes no oficiales, y no confirmados, hablan de la presencia de Oniwaban en el Ejército Secesionista Japonés, describiéndolos como Ninjas de un nivel superior, mejor preparados y más hábiles
Según parece, además de llevar a cabo labores de supervisión y coordinación, los Oniwaban se encargan de ejecutar en persona las operaciones más complejas. Se desconoce la identidad real de estos operativos, así como su aspecto físico, que pueden mudar a placer. Se cree que cuando uno de ellos muere definitivamente, cuando tanto su cuerpo como su Petaca son destruidos, es sustituido por otro, que adopta el mismo nombre de su antecesor, dando así sensación de total continuidad e inmortalidad.
No obstante, todo esto no son más que historias de ficción. La existencia de una élite dentro de los Ninjas, es, al igual que los propios Ninjas, un planteamiento que pertenece al pasado. Un sinsentido en una sociedad moderna como la del Japón independiente. Los buenos ciudadanos nipones deberían confiar en el buen criterio de su gobierno y dejar que el mito de los Oniwaban se desvanezca en las brumas del tiempo...
