El poder de la Sociedad de los Asesinos radica en el hecho indiscutible y probado de que no se puede estar a salvo de ellos. No hay una estrategia de defensa que sea realmente efectiva, porque los Hassassin no tienen necesidad de ruta de escape: para estos expertos asesinos su propia muerte es una posibilidad siempre asumida. No hay lugar seguro en el que ocultarse, puesto que para los Hassassin no hay obstáculos ni barreras infranqueables. Los Hassassin operan entre nosotros libremente y a placer, acercándose a sus víctimas sigilosa e inadvertidamente, sin importar dónde se hayan refugiado. Y en una sociedad como la actual, que se mueve más por las redes de información que físicamente, es imprescindible para los Hassassin disponer de capacidad de ciberactuación. Por tanto, no es de extrañar que la secta disponga de acólitos especializados en operar en la esfera de datos.
El apelativo que reciben estos Hassassin es Barid, “mensajero”, ya que son los encargados de entregar el mensaje de que cualquier amenaza a la Búsqueda del Conocimiento se paga con el precio más elevado. La tarea de los Barid es rastrear el movimiento de sus objetivos a través de la esfera de datos, mapeando toda su actividad en la red como documentación de referencia y datos de inteligencia para los demás operativos de la Sociedad Hassassin. Pero la verdadera labor de los Barid, aquella en la que realmente destacan, es el cibercombate, la neutralización de ciberamenazas y de elementos hostiles que actúan a través de la red. Fieles al estilo de la secta, los Barid son ciberasesinos que eliminan a sus objetivos con fulgurantes ciberataques que fríen sus cerebros y sistemas en un brillante destello de destrucción. Porque una muerte repentina y espectacular es el sello característico de la Sociedad Hassassin, sin importar si se trata del mundo real o de uno virtual.
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Infinity The Game
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